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La Escuela de Arte de Algeciras ha acogido en noviembre la exposición “Idas y venidas”, realizada por alumnos de Fotografía para un proyecto de la Fundación Márgenes y Vínculos.
“Hay gente buena y hay gente mala, da igual de dónde son”. La frase, tan obvia en su aparente simpleza, está escrita bajo los rostros de dos mujeres aparentemente distintas, en edad, aspecto y origen, pero cuyas miradas parecen contar una historia común: la de quienes no se conforman con las circunstancias en las que les ha tocado vivir y se van de su tierra en busca de un futuro mejor.
Son sólo dos de las fotografías en gran formato que han formado parte, este mes de noviembre, de la exposición fotográfica “Idas y venidas”, organizada por el proyecto “Un Barrio de Todos”, de la Fundación Márgenes y Vínculos, en colaboración con alumnos y alumnas de la Escuela de Arte de Algeciras.
La muestra, que pretende ser “un retrato gráfico del fenómeno migratorio a través de personas concretas, españolas o extranjeras, que lo han protagonizado, o lo protagonizan”, se compone de quince imágenes y habrá permanecido abierta al público hasta el 30 de noviembre.
Según explica la Fundación Márgenes y Vínculos, las imágenes, realizadas por seis alumnas y alumnos del segundo curso de Formación Profesional de grado superior en Fotografía, “ponen rostro a las historias de vida de aquellos españoles y españolas que fueron emigrantes en algún momento de su vida, pero también inmigrantes en los lugares donde se establecieron… Lo mismo pasa con las fotografías de aquellas personas que consideramos inmigrantes aquí, pero que también son emigrantes en su sociedad de origen”.
Las dos caras de una misma moneda, ayer y hoy
En definitiva, lo que esta exposición viene a recordarnos es que “ser emigrante o inmigrante son las dos caras de una misma moneda, ayer y hoy”. Historias de superación, valentía y añoranza, las de los que se fueron y las de los que vienen, que nos cuentan desde las paredes de la Escuela de Arte que “uno se siente como si fuese un niño pequeño cuando está fuera”, y que nos recuerdan cuánto pueden llegar a significar para estas personas valores como la hospitalidad, la tolerancia y la solidaridad.
“Como no conoces a nadie ni sabes el idioma ni nada, estás solo. La ayuda de la gente es muy importante”, aparece escrito, negro sobre blanco, bajo los rostros de Francisca, que migró en 1969, y de Yassin, que lo ha hecho en 2018. “Llegamos allí y todo era extraño. Me tuve que adaptar, no me quedaba otra”, cuenta la pared bajo dos mujeres que miran a la cámara con decisión: Teresa, que migró en 1965, y Rachida, que lo hizo en 2014. “Allí” puede significar cualquier parte, y de cualquier parte pueden proceder quienes protagonizan es odisea que supone migrar, y que en estos días vuelve a abrir informativos: Marruecos, Nigeria, España… Siempre la misma historia, y siempre distinta.
“Son personas concretas, con sus historias, sentimientos y anhelos, las que la protagonizan este fenómeno”, nos recuerdan desde “Un Barrio de Todos”. Personas con rostro, con nombres y apellidos, con vidas que cambian para siempre, para bien o para mal… y no, simplemente, un puñado de cifras en una estadística.
Contra los discursos que dificultan la convivencia
“Idas y venidas” intenta hacer ver (y lo consigue) que “la migración es un proceso global que viven todas las sociedades del mundo, que está en el origen y la construcción de todas ellas”, e intenta rebatir también “la visión dicotómica, a menudo tan extendida, que distingue entre el ‘nosotros’ y el ‘ellos’, y que genera discursos que dificultan la convivencia”.
Para reflexionar sobre ello, basta con mirarse con otros ojos en un espejo como el que también forma parte de la muestra, estratégicamente colocado en un lateral vacío de la galería, y leer detenidamente frases como la que aparece escrita bajo los rostros de Edo, que migró en 2008, y Julia, que lo hizo en 1940. “No me han rechazado ni me han tirado piedras, pero sí se nota que hay un distanciamiento social con una persona que es de otra cultura”.
“Tranquilo, no soy un animal, soy una persona como tú”, se advierte bajo la fotografía de Favour, que emigró de Nigeria en 2001, y cuya imagen fue la elegida para ilustrar el cartel de la exposición, que insiste en recordarnos que “todos somos seres humanos con el mismo derecho a buscar la felicidad y el bienestar”, y que “las del pasado y las actuales, todas las migraciones son la misma, tienen el mismo protagonista, el ser humano, y buscan lo mismo: migrar para sobrevivir y mejorar”.
